Hace pocos días leíamos que casi el 80% de los trabajadores padece estrés laboral; lo que sitúa esta enfermedad en la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea. Además, afecta a cuarenta millones de trabajadores al año y tiene un coste sanitario de veinte mil millones de euros anuales. Y se estima que, en el año 2020, el estrés y los problemas emocionales pasarán a ocupar el primer puesto de este ranking. Por esta razón, desde Civic Abogados, despacho especializado en Derecho Laboral, os proponemos cinco maneras de evitarlo e intentar que no se haga con el control de nuestras vidas.
Podemos definir el estrés laboral como un conjunto de reacciones fisiológicas, psicológicas emocionales, cognitivas, y del comportamiento del trabajador a ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, el entorno o la organización del trabajo. Este malestar suelen padecerlo más las mujeres que los hombres; puesto que, además de realizar su trabajo fuera de casa, suelen encargarse y responsabilizarse de la mayor parte del trabajo familiar y doméstico.
Los expertos distinguen dos tipos de estrés: el estrés positivo o eustrés, que ejerce una función protectora del organismo y nos aporta el nivel de activación óptimo para realizar nuestras actividades cotidianas; y el estrés negativo o distrés, que provoca disfunciones en la persona trabajadora y consigue un nivel de activación excesivo o inadecuado para el organismo.
Las causas por las que se produce el estrés laboral son variadas, aunque las más comunes son: la acumulación de tareas y la escasez de tiempo para desempeñarlas, la falta de recursos frente a una demanda de trabajo alta, el desajuste entre las exigencias del trabajo que se va a realizar y las habilidades y capacidades de los empleados que deben ejecutarlas, tener un trabajo exigente al que haya que dedicar muchas horas, la falta de reconocimiento o recompensa tras realizar grandes esfuerzos, el tener que enfrentarse a decisiones difíciles, las malas relaciones con los superiores o con otros compañeros, una distribución ineficaz de responsabilidades y roles dentro de la empresa, entre otros.
Sin embargo, existen técnicas que pueden ayudarnos a paliar estos motivos que originan el estrés y que nos enseñan cómo mantener a raya nuestras ansiedades laborales. Aquí os dejamos algunas claves:
1. IDENTIFICAR EL PROBLEMA: dado que el origen del estrés laboral puede generarse por múltiples cauces, la primera medida será identificar de dónde viene el problema. Para ello, podemos llevar un registro diario (durante una semana o diez días) en el que recojamos los pensamientos, sentimientos y toda aquella información relativa al ambiente de trabajo, personas implicadas y circunstancias que rodean a esa situación que nos provoca estrés. Por ejemplo, podemos anotar las reacciones físicas que tuvimos, si en esas circunstancias alzamos la voz más de lo necesario, perdimos el control en algún momento, salimos a dar un paseo o fuimos en busca de comida… cualquier comportamiento o reacción que tuvimos puede ser interesante para encontrar el patrón entre lo que nos estresa y la reacción que tenemos ante ello.
2. BUENA COMUNICACIÓN Y RESPUESTAS CONSTRUCTIVAS: gran parte de las contrariedades laborales que nos agobian empiezan por la falta de una buena comunicación con los compañeros o los jefes. En ocasiones, esta incomprensión viene dada porque no nos explicamos con suficiente claridad o porque nuestros interlocutores no se hacen entender. En otros momentos, es nuestra falta de asertividad la que nos juega malas pasadas y nos hace asumir más tareas o responsabilidades de las que podemos realizar. Aprender a decir que no de manera amable es la clave para no sobrecargarnos. Para ello, ofrece fórmulas alternativas para dar solución a lo que nos plantea un compañero o un superior, abandona la queja y habla con tu jefe de manera abierta, de modo que construyáis entre todos un plan eficaz para mejorar el ambiente de trabajo.
3. PLANIFICACIÓN Y TRABAJO EN EQUIPO: otro de los aspectos importantes para evitar el estrés laboral pasa por planificar y organizar el trabajo teniendo en cuenta el entorno físico, social y todos los elementos que sean relevantes en dicho puesto de trabajo. A nivel individual, planificar nuestro tiempo, organizar el día y aprender a priorizar unas tareas sobre otras sabiendo qué es importante en cada momento, nos ayudará a tranquilizar la mente y evitar sobresaltos e imprevistos de última hora. Debemos evitar la autoexigencia y los pensamientos obsesivos; ya que, hacer proyecciones futuras sobre tareas que debemos desempeñar y no sabemos o el temor a fracasar tan solo aumentan nuestra sensación de agobio. Por otro lado, a nivel empresarial, la inversión en prevenir el estrés laboral supone un ahorro de costes y un aumento de la productividad. Para ello, habrá que mejorar las condiciones ambientales, reorganizar las funciones y tareas de los empleados, cambiar el estilo comunicativo, implicar a los profesionales en la toma de decisiones, plantear nuevos retos y tareas estimulantes a los trabajadores y apostar por el trabajo en equipo. Cuando sentimos que formamos parte de un grupo, donde podemos delegar y pedir ayuda a nuestros compañeros, esto hace que las sensaciones de soledad y angustia se mitiguen gracias al apoyo social que proporciona la idea de pertenencia a dicho grupo.
4. ESTABLECER LÍMITES Y APRENDER A DESCONECTAR: el avance de las nuevas tecnologías ha facilitado bastante nuestra labor cotidiana; pero también ha favorecido el incremento del estrés debido a que cada vez nos resulta más complicado separar nuestro horario laboral del personal. Tener un dispositivo móvil al alcance de la mano puede hacernos pagar un precio bastante alto: estar permanentemente conectados al trabajo. Los grupos de whatsapp, el correo electrónico, aplicaciones específicas de nuestra empresa provocan que estemos pendientes de lo que ocurre en nuestro entorno laboral incluso cuando estamos de vacaciones.
Hay, pues, que poner límites y aprender a desconectar. Por tanto, lo mejor es apagar el móvil y dedicar tiempo a aquellas actividades que realmente nos gustan; de este modo, podremos prevenir el estrés crónico derivado de la sensación de cansancio, ansiedad y malestar general que crea la hiperconexión.
5. TENER HÁBITOS SALUDABLES, RELAJARSE Y DESCANSAR: siempre se ha dicho que llevar un estilo de vida saludable ayuda al cuerpo y a la mente. Si cuidamos nuestros hábitos alimenticios y hacemos algo de ejercicio, nos sentiremos mucho mejor física y mentalmente. Del mismo modo, no podemos olvidar la importancia que tiene dormir las horas necesarias para recuperar los niveles de rendimiento óptimos anteriores a la situación de estrés. Existen opciones bastante interesantes y que podemos utilizar en el propio puesto de trabajo como son las técnicas de meditación, los ejercicios de respiración profunda o el mindfulness (esto es, atención plena o conciencia plena), que nos ayudan a estar atentos de manera intencional a lo que hacemos. De esta forma, la atención se enfoca en lo que se percibe y dejamos de preocuparnos por los problemas, sus causas y las posibles consecuencias. Tampoco tratamos de buscar soluciones porque estamos centrados en una única actividad como puede ser respirar, caminar o disfrutar de la pausa del café.
Para terminar, podemos concluir diciendo que el estrés laboral es una enfermedad que empieza a ser habitual en nuestro día a día. Pero, en Civic Abogados, pensamos que debemos aprender a manejar las situaciones que nos generan esta sensación y aprovechar el potencial que ejerce esta activación como estímulo para mejorar nuestro trabajo. Si transformamos el estrés en un aliado y logramos controlarlo, nos sentiremos más realizados, seremos más felices y, en consecuencia, más productivos.
Escrito por Laura Palma Carpio de www.civicabogados.com
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