“EL PODER DEL ABOGADO JOVEN”

Francisco Cuéllar Lozano

“Cambios”, “inestabilidad”, “velocidad”; tres palabras que describen el estado actual del mundo en el que vivimos.

Tres palabras que, inevitablemente, pueden llegar a generar verdadero vértigo, y no sin razón, porque ya sabemos que la sensación de que todo vaya demasiado deprisa puede ser, a veces, incómoda.

Y sí, podríamos afirmar que estamos en la “Edad del cambio”, en la denominada “Modernidad líquida”, tal y como diría el conocido sociólogo Zygmunt Baumann. Todo es efímero, dura poco. Hasta las relaciones personales y sociales se tiñen con visos de fugacidad y ello suele dar lugar a un sentimiento de desarraigo que, créanme, puede llegar a asustar. Pero este, no es para nada un signo negativo, ni siquiera de debilidad para nuestra sociedad, como podríamos pensar. Todo cambia, así ha sido desde los anales de la historia; evolucionamos, crecemos. Pero ¿qué diferencia a esta etapa del resto? Creo, que la velocidad. 

Te preguntarás qué tiene que ver esto con nosotros, con los abogados jóvenes. Responder a esta cuestión constituye la clave para comprender ese “Poder” que tenemos la abogacía joven y que nos diferencia del resto. Y es que esa velocidad de la que hablamos no debe darnos miedo, ni siquiera, deberíamos tener una concepción mala de ella. La manera de ser de nuestra sociedad, con su continua evolución tecnológica, con ese “hoy estoy aquí, pero mañana no lo sé”, supone un importante puente de oportunidades para aquellos que, verdaderamente, saben adaptarse a ella. Que son capaces de coger las peores olas y dominarlas. Que son capaces de comprender de dónde venimos y a dónde vamos y saben obtener una oportunidad de donde otros ven una situación dramática.

No es nada nuevo que la manera de ejercer la abogacía ha ido evolucionando en los últimos años de forma veloz. No debemos olvidar que los abogados y el sistema jurídico hemos sido siempre un verdadero termómetro de la sociedad y lo seguimos siendo. Por ello, cualquier pequeño cambio que se produzca en nuestro mundo, tendrá algún tipo de consecuencia en nuestra manera de ejercer, de ver el derecho y de actuar en él; como si de una fila de fichas de dominó se tratara.

Es ahí, abogados jóvenes, donde radica ese dontan nuestro del que hablamos; en la adaptación constante, en la búsqueda de nuevas maneras de comprender a la sociedad, en la velocidad de reacción a los impulsos continuos que nos llegan de manera externa e interna. Todo ello nos hace poseedores de un valor, al alza, que nos diferencia de todos los demás, antecesores y precursores.

Históricamente, los grandes abogados se han caracterizado por su gran técnica, tanto en conocimientos jurídicos, en la oratoria o en la redacción. Esa manera de hacer “abogacía” consiguió ser influyente en la sociedad.

Los abogados jóvenes, estamos capacitados para dar un paso más. Debemos aprovechar nuestro “poder” para adaptar esa manera clásica de hacer abogacía, traída desde la técnica, la formación continua y el rigor; e incrementar su valor, promoviendo una mayor adaptación a nuestro entorno social, ya sea con el conocimiento del sistema normativo, cada vez más global y cambiante que nos impera; con el uso de las nuevas tecnologías o con el dominio y conocimiento de los impulsos sociales que caracterizan esta era. 

Por ello, abogado joven, tú tienes el poder para volver a hacer influyente a esta increíble profesión. Para volver a ponerla a la vanguardia; para construir desde la excelencia en el ejercicio, una abogacía que promueva valores, que se destine al servicio social y que, desde luego, luche por un verdadero Estado de Derecho. No debemos olvidar que nos debemos a la sociedad y para darle el mejor de los servicios debemos comprenderla, vivirla, apoyarla y, sobre todo, adaptarnos a ella.

Con esa creencia y, sobre todo, con la confianza que nos da el saber que tenemos esa capacidad de adaptación que otros no tienen, debes salir cada día a demostrar que sí, que aportamos un gran valor, que esa falta de experiencia, la suplimos con esfuerzo, trabajo y ganas de aprender y, sobre todo, que sabemos lo que queremos: una abogacía moderna, influyente y excelente, totalmente adaptada a la sociedad.

Francisco Cuéllar Lozano
Socio | Abogado
C/ San Juan de Letrán, 4, 1ºA | 18012 Granada (España)
www.lozano-cuellar.com

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