BLACK FRIDAY Y PRECARIEDAD LABORAL

El 29 de noviembre, se celebró en nuestro país el Black Friday o viernes negro. Para quien aún no lo sepa, se trata de una jornada que tiene lugar el día después de Acción de Gracias y que coincide con el último viernes del mes de noviembre; por tanto, cada año tiene lugar en una fecha distinta.

No está claro cuál es el origen de su nombre. La web del Black Friday afirma que “todo comenzó en los años 60, cuando el comercio minorista estadounidense quería aumentar sus ventas durante las fiestas” y, mediante estos descuentos, los pequeños comerciantes cambiaban sus números rojos por negros. Otras voces nos cuentan que todo empezó el 19 de noviembre de 1975, cuando The New York Times utilizó por primera vez la denominación de Black Friday para referirse al caos ocasionado en la Gran Manzana debido a las promociones.  

En cualquier caso, se trata de una jornada en la que podemos comprar cientos de artículos con descuento y que, debido a su popularidad, extiende sus ofertas durante todo el fin de semana e, incluso, empieza a tener sus homólogos: el Cyber Monday y el Single Day

El viernes negro marca el pistoletazo de salida de la temporada de compras navideñas y se viene celebrando en nuestro país desde el año 2011, cuando en España cambió la normativa que regulaba las promociones y periodos de rebajas. Hasta entonces, existía un calendario de descuentos establecidos y no podían ofrecerse reducciones de precio fuera de las fechas fijadas por ley. Fue entonces cuando decidimos importar esta celebración estadounidense como ya ocurrió con Halloween en su momento. 

Y es que los datos nos dan la clave: el año pasado, las compras a través de Internet ascendieron a 1560 millones de euros, un 10% más que en 2017. Para este año, la estimación de volumen de ventas on line en España espera alcanzar la cifra de 1700 millones de euros; por tanto, el éxito de este día está asegurado. 

Sin embargo, en Civic Abogados, despacho especializado en Derecho Laboral, nos preguntamos qué ocurre con aquellas personas trabajadoras que prestan sus servicios en fechas como esta y qué tipo de empleos genera esta “fiesta del consumismo desenfrenado”. 

La empresa de trabajo temporal Randstad prevé que, este año, alcanzaremos los 450000 nuevos contratos de trabajo desde que empiece el Black Friday y hasta finales de enero; lo que supone un incremento del 5% con respecto al año anterior. Entre los sectores más “beneficiados” estarán las empresas de transporte y logística, seguidas de la hostelería, el turismo y, por supuesto, el comercio. 

Tanto es así que, junto a los anuncios de las grandes marcas ofreciendo sus descuentos y promociones, las empresas de trabajo temporal también anuncian a bombo y platillo sus “ofertas” laborales: mozos de almacén, preparadores de pedidos, carretilleros, dependientes, comerciales, promotores, gestores telefónicos, manipuladores de alimentos, cocineros, camareros, operarios especialistas, conductores, repartidores, etc.   

Lo que no se cuenta es que, durante esas 24 horas que dura ese viernes negro, los empleados serán contratados con carácter temporal (eventuales, obra o servicio, interinidad o prácticas); realizarán jornadas maratonianas por sueldos muy bajos; no se respetarán los tiempos de descanso y, en ocasiones, muchas de estas personas trabajarán con un contrato a tiempo parcial que se convertirá en jornada completa de forma fraudulenta. 

De hecho, empresas de reparto como Amazon y Correos ya se vieron afectadas el año pasado por las huelgas que organizaron sus trabajadores en pleno Black Friday. Y, para este próximo viernes, los representantes sindicales del call center de atención al cliente de unos conocidos grandes almacenes de nuestro país también han anunciado paros, si no se respetan las condiciones de trabajo: más plantilla, mejoras salariales, derecho al descanso, respeto de las horas de entrada y salida del centro de trabajo, entre otros. 

Parece ser que el viernes negro ha venido para quedarse. Y, junto él, un modelo empresarial y económico basado en la vinculación al consumo y en campañas concretas de grandes almacenes que afectan negativamente al pequeño comercio y contra las que no se puede competir. De este modo, la forma de concebir el trabajo deja de entenderse como un activo social o corporativo y pasa a ser un mero coste como puede ser la inversión en robotización empresarial. 

Desde Civic Abogados, abogados especialistas en Derecho del Trabajo, os recordamos que los puestos de trabajo basados en modelos que fomentan la precariedad laboral y la temporalidad acarrean una reducción de derechos laborales de los trabajadores y una rebaja del estado de bienestar de la clase trabajadora. Y que, ante una situación injusta o que vulnera los derechos que se tienen como empleados, lo mejor es dejarse asesorar por un profesional en la materia y hacerlos valer.  

Al igual que este viernes negro trataremos de encontrar el mejor descuento en el producto que deseamos comprar; tal vez, tanto como consumidores como trabajadores sea necesario reflexionar sobre cómo estamos contribuyendo a crear el modelo social y laboral que queremos para el futuro.

Escrito por Laura Palma Carpio de www.civicabogados.com

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Laura Palma Carpio
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